
Primer lado, el que une al mediador con el sujeto deseante. Triángulo novelesco, el que une al mediador con el objeto deseado. (…) también de la distancia que separa al objeto del mediador.Įl objeto es al mediador lo que la reliquia al santo (…) debemos considerar un segundo lado del Depende del gradoĭe «virtud (…) poseído por el objeto. Sólo hay un (…) deseo metafísico pero los deseosĬoncretos (…) varían hasta el infinito. Al respecto plantea Girard la forma en que se da el deseo triangular:Įl deseo según el otro siempre es (…) ser otro.

Queremos convertirnos en el modelo mismo, nos inclinamos a antojarnos de lo que élĪpetezca, sea lo que sea, porque en realidad ansiamos devenir éste más que cualquier otraĬosa. Trasciende ese escenario -relativamente- simple que se ve en Cervantes y Stendhal: Ya no nos interesa tanto adquirir eseĪrtefacto o individuo que anhelábamos en la triangulación elemental, sino que ahora se Al respecto formula Girard (1985): “La psicología novelesca (…) coincide (…)Ĭon la psicología de las grandes religiones” (p.71). Mimética fundamentada en la verdad novelesca, siendo la otra que nuestros deseos residenĮn el otro. Tal situación es una de las grandes revelaciones de la teoría Sufrimiento (inculcados por caprichos y tentaciones que queremos saciar a como dé lugar, En esta ignorancia reside el fundamento del Limitaciones humanas- nos hace miserables. Reflexión coincide con la posición budista de que el deseo es origen de nuestra desgracia: elĮgocentrismo-individualismo y el apego a aquello que no podemos lograr -dadas nuestras Girard desde Sartre, es relevante su referencia al deseo en La Nausée (1985, p.243). Al respecto de la postura existencialista que vemos en Rememora esto la evocación sartreana de que la vida o el humano es una “pasión inútil”Ĭon la que termina El Ser y la Nada. Moderno, los hombres no son felices? (…) porque somos vanidosos” (Girard, 1985, p.107). Puede obtener lo que más ansía y es -finalmente- un desdichado: “¿Por qué, en el mundo

Este alude a laĬondición elemental del “hombre moderno”, uno que ya no se satisface con nada, que no Incesante del triángulo de la mediación interna (Girard, 1985, p.91 251).

Mutación fenomenológica que deriva del deseo metafísico, nos vemos imbuidos por unaĬompleja red de aspiraciones, que ya no se conforman con la adquisición de loĪmbicionado, sino que requieren de algo más incisivo: acercarse crecidamente al modelo yĮn lo posible asirse su existencia misma, lo cual constituye una pretensión quimérica enĭonde Girard identifica el surgimiento del mal ontológico, sufrimiento causado por elįracaso del deseo, por la insatisfacción humana, característica que surge en la réplica También es claro que en L’Être et le Néant ya se habla de unaĬaracterística clave del deseo: su absurdidad, la “decepción” que Girard recuerda. No excluimos de esta reflexión situaciones de subordinación del tipo amoesclavo, que ambos señalan.

Manejo de poder o intención de apropiarse de la libertad del otro, como en el “amor” y en Procesos de objetivación de la consciencia que se dan en el deseo, de los cuales hicimosĪlusión en el primer capítulo, sobre todo en las relaciones interpersonales, donde hay un Poder compensar sus pretensiones con esa entidad que para nosotros es ausente: en dadoĬaso del deseo no-lineal, tiene preeminencia la relación sujeto-intercesor sobre aquellaĪcá es importante observar la influencia de Sartre sobre Girard, al recordar los Mismo, esto es, una tentativa de experimentar la vida apacible que el modelo tiene, al En éste se trasciende la relevancia mecánica del objeto anhelado en la lógicaĮmulativa, y pasamos no tanto a querer apropiárnoslo sino a devenir el intermediario Esta nos introduce -más allá de lasĮstructuras triangulares y de mediación de la mímesis básica- al surgimiento del deseo El “deseo metafísico”, la “enfermedad ontológica” y el “apocalipsisĭesde esta perspectiva, observamos la posibilidad de una metamorfosis (Girard,ġ985, p.79) del fenómeno que acá venimos analizando.
